Un profesional de la comunicación nos habla de cómo comenzar en la industria audiovisual.

MARÍA G.A.    REDACCIÓN MADRID.

Emprender es difícil, requiere de mucho valor, esfuerzo y, quizás, un poco de suerte. Pero cuando el ámbito en el que se trabaja es el audiovisual, la dificultad se incrementa.

Jorge Manzaneque es un creativo publicitario de éxito que sabe muy bien lo duro que es trabajar por una profesión que le apasiona. Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad Europea de Madrid y ha trabajado en agencias como Lola Madrid, Grey Group o Sra Rushmore, en la que ejerce actualmente.

Por otro lado, como buen apasionado del cine, ha realizado cortometrajes como Videoclub, que dirigió junto con Robert Domínguez y Macgregor. La producción, que se rodó cuando eran estudiantes universitarios, ganó en 2012 el premio del Festival de Cine Independiente y de Culto de Madrid Cinemad y es el motivo de esta entrevista.

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P.-Lo que más llama la atención de Videoclub es su estética, ver a unos actores españoles tan americanizados,¿por qué este estilo? ¿Es una crítica al cine estadounidense?

R.-Cuando empezamos a hacer cortos teníamos una teoría. Del mismo modo que cuando tienes un grupo de música, haces versiones de bandas que te gustan, lo que queríamos era homenajear al cine que nos gustaba. Éramos unos frikis de Tarantino y Guy Ritchie y nuestro cine hacía una clara referencia a ellos. Nos queríamos divertir, hacer el gamberro. De este modo inventamos una historia, una simplificación de lo que veíamos. Todo era por pura y dura diversión, no es una crítica al cine yankee, aunque sí es cierto que hay algunos guiños como llamar a los personajes Norman y Henry.

P.- Como toda buena obra, Videoclub tiene un trasfondo, ¿qué quiere contarnos?

R.- Cuando hicimos nuestro primer corto, Bloody Tango – que es incluso más macarra que Videoclub- nuestros profesores nos insistían mucho en que no tenía fondo, que era únicamente espectáculo. En este segundo proyecto teníamos dos metas: rodarlo en un solo escenario -ya que en Bloody Tango habíamos rodado en 17 sitios diferentes- y que tuviese un buen trasfondo, lo que con el tiempo se va apreciando más.Finalmente hicimos una crítica social a la cobardía y a la hipocresía, mostrando lo voluble y variable que es el ser humano, en función de quién tiene el poder. Los personajes secundarios siempre encuentran argumentos para hundir al que está en la peor situación.También tiene un papel muy importante el respeto, que es lo que buscan ambos personajes principales, aunque quizás eso no fue tan premeditado.

P.-La técnica empleada en el metraje es impecable. Además, está protagonizado de profesionales del calibre de Julián López y Mauro Muñiz. ¿Cómo financian unos universitarios una producción de semejante nivel?

R.-En el cine español hay un acuerdo no escrito por el que los actores -aunque sea el mismo Antonio Banderas- no cobran por trabajar en un corto, ya que están hechos para que la gente aprenda el oficio. Julián López no era tan famoso por aquel entonces -creo que rodamos Videoclub en 2006-, ya actuaba en La Hora Chanante pero aún no era conocido, y Mauro era monologuista. Todo se hizo con mucha cara dura. Llamé directamente a Paramount Comedy y les mandé el guión para Mauro Muñiz, a quien le gustó. Contactamos con él y le comentamos que queríamos elegir al otro protagonista entre actores que tuviesen complicidad con él. Nos habló de Julián, quien, como he mencionado anteriormente, aún no había despegado. No lo veía claro, pero confié en Mauro y fue un gran acierto.

P.-¿Y en cuanto al material?

R.-Me gasté el cien por ciento de mis ahorros en Bloody Tango, obedeciendo a las ganas brutales de hacer cine y de trabajar. También tuvimos suerte de contar con un almacén, un camión y varios muebles prestados por mis padres. Con el dinero que ganamos en algunos festivales -entre ellos el de Benalmádena- , y la subvención de Castilla la Mancha por jóvenes artistas, financiamos Videoclub.  Las cámaras y el resto de material eran de la universidad, que era privada.

P.-¿Alguna anécdota memorable del rodaje?

R.-Bueno. La locura por rodar nos llevó a estrellar un coche que mi familia iba a llevar al desguace. Esto está mal grabarlo, pero todo sea por la pasión. Perdimos dinero, salud… Habríamos robado un banco si hubiese sido necesario.

[EN VIDEO] Conoce más el Trabajo de Jorge Manzaneque

P-Antes ha dicho que estudiaba en una universidad privada ¿hay muchas diferencias con una pública en cuanto al grado de Comunicación Audiovisual?

R.-Es mucho mejor una privada, lamentablemente. Soy partidario de la educación pública, quitaría las universidades privadas, me parecen un desastre a nivel político. Yo fui a una privada porque no me llegó la nota para entrar en la carrera y estamos hablando de la España de 2001, en la que una familia de clase media podía permitirse tener un hijo en una privada. De hecho, la gran mayoría de mi clase estaba en mi situación.

La universidad me supuso una gran ventaja en cuanto a material, aunque mucha gente lo desaprovechaba, no todos tenemos vocación y ganas de trabajar.  Mis amigos de la pública, por desgracia, no tuvieron este privilegio.

P.-¿Influye el sitio en el que se estudia? No es lo mismo Madrid que Granada en cuanto a medios de comunicación, por ejemplo.

R.-No es estudiar en Madrid o en Granada, es estudiar en una universidad con recursos técnicos, eso es una ventaja tremenda. Por otro lado, lo de contactar con actores profesionales no lo hizo la universidad, me encargué personalmente. Nadie va a llamarte en este mundo, eres tú el que debe insistir  y romper la puerta si hace falta.

P.-¿Se podría decir que lo esencial -más allá de otros factores- es el esfuerzo personal?

R.-La universidad privada solamente facilita a nivel técnico, lo importante es tener ganas de trabajar. No solo contraté -o más bien, involucré- a Mauro y a Julián, si no que fui por mi pueblo de bar en bar y por restaurantes chinos, buscando asiáticos dispuestos a colaborar. Imagina la escena tan surrealista, preguntando por las tragaperras. Todos me mandaban a tomar viento. Finalmente, un amigo conocía al dueño de un restaurante, que mandó a todos sus trabajadores. Solamente podían rodar un día, por lo que grabamos con material mínimo.

Con esto quiero decir que hay que luchar contra viento y marea, contra problemas que parecen insalvables. Es el ‘’abc’’ de este trabajo. Era una locura contratar a unos chinos para hacer de mafiosos, pero pudimos hacerlo.