JESUS U.R.    REDACCIÓN GRANADA.

«El cine es una reacción ante la vida» decía Jonas Mekas, padre del cine underground norteamericano y precursor principal del New American Cinema junto a Cassavetes, Warhol o Markopoulos. Este Nuevo Cine que surge a finales de los años 50 como respuesta al cine imperante de Hollywood nace en Nueva York, al lado este del epicentro del cine hasta entonces, Los Ángeles. El llamado «New American Cinema Group» publica un manifiesto que es a la vez compendio esperanzado y estado de las cosas: «El cine oficial en todo el mundo está acabado. Es moralmente corrupto, estéticamente obsoleto, temáticamente superficial, temperamentalmente aburrido». Esta declaración teórica no deja de ser la base para la realización de actividades, por parte de sus artífices,conducentes a proyectar, apoyar y fomentar el cine de la cara B, el del otro lado. A ese cine que siempre se llamó cine de la resistencia, el que reacciona ante la vida.

El término del cine de la resistencia no es un concepto cerrado o concreto al cine de un tiempo sino que se trata más bien de un espíritu, que comparten tanto el hacedor, es decir el que hace las películas, como su receptor, que vive en la película, un espíritu de resistir a las modas pasajeras, la banalidad del éxito y la impersonalidad de la obra. Cine que lucha, se exige y exige y que lucha a contracorriente. Rossellini sería el exponente más claro y literal, grabó su celebérrima «Roma, ciudad abierta» clandestinamente con su país en guerra y material reciclado, pero no el primero.

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Casi sesenta años después, esta aseveración adquiere radical necesidad y el cine de la resistencia no interesa a nadie. En una época de crisis política, social y económica, proclive a contruir resistencias, sólo habría que echar un vistazo a los datos de la cartelera de los últimos años, las ayudas que dan las instituciones a un cine más personal, que hable de nosotros, las películas que las televisiones apoyan y lanzan al mercado con galas y campañas de marketing insólitas, y los medios que se ponen al alcance para que nos lleguen en cines, televisión, festivales, para saber que no le interesa a nadie construirlas. En España «resiste» un cierto sector que podríamos calificar cine de la resistencia, ahí están Jonás Trueba, Ángel Santos, Pere Portabella o Albert Serra, que se oponen tanto a la manera industrial como a las exigencias de los tiempos. Pero nosotros como espectadores, ¿qué podemos hacer?

A esta pregunta, intentan responder espacios destinados a construir resistencias, refugios frente a la interperie. En Granada capital donde los cines que nos encontramos son de las grandes distribuidoras y las películas que se estrenan de los grandes estudios, tan alejadas de nuestras preocupaciones han nacido en los últimos años espacios de la resistencia.

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Además de la labor heróica de Juan de Dios Salas, director del cineclub universitario que lleva funcionando décadas en nuestra ciudad, de realizar cursos y proyectar en versión original todos los martes y los viernes en el aula magna de la facultad de ciencias, que a partir de 2017 se trasladará a la antigua Facultad de Medicina, en la Av. de Madrid, 11, 18012, aquí conviene detenernos en dos espacios permanentes y un ciclo realizado durante los meses de octubre y noviembre destinados a crear resistencias.

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Primero, por su cáracter temporal, el ciclo que se ha realizado en los meses de octubre, noviembre y diciembre en el Centro García Lorca, Plaza Romanilla, S/N, 18001, proyecto que ha dirigido con su eficacia y compromiso característicos Juan de Dios Salas, un resistente del cine. Dicho proyecto procuraba emular las sesiones del cineclub español creado en el ámbito de lo que duró «La Gaceta Literaria» (desde 1927 a 1931) creado por Giménez Caballero y que acogía a artistas tan dispares y trascendentes como Luis Buñuel, García Lorca, Alberti o Gómez de la Serna. Estas sesiones estaban compuestas por la lectura de poemas o escritos y la proyección de películas que admiraban. Teniendo como referencia los periódicos originales y los programas originales del cineclub (que se han respetado con el máximo rigor posible) y completado con documentos para los asistentes de periódicos de la época, amenizado con interpretaciones en directo al piano o imitaciones de cómicos de la época y lecturas de poemas, este ciclo en Granada, que se ha llamado con el poético nombre de «Arrebatados por la luna cuadrangular» ha sido un relativo pero grandioso éxito del cine de la resistencia. Han desfilado películas como «La pasión de Juana de Arco», » Haxan», «Sus primeros pantalones» o «La hija del agua» que espectadores ávidos han podido paladear con ojos primigenios por la dinámica instaurada y transportados a una época en la que el cine era artístico e intelectual, popular y sencillo.

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Uno de los dos espacios que se han instaurado con más o menos fuerza pero con ambición loable es el videoclub/ lugar de proyección/ y organizador del Festival de Cinemística, que lleva ya tres ediciones en Granada, del realejo Arte 7. Bajo la batuta de Manuel Polls Pelaz, cinéfilo empedernido y «cinehasta» como él mismo se define, biólogo de formación y profesión que ejerció con suma notoriedad, decidió afincarse en Granada y hacerse cargo de un pequeño videoclub en la calle Santiago, 11, 18009. Así decidió dar un camino diferente al prototipo convencional de videoclub y convertir ese espacio en un pequeño espacio para aficionados al cine más artístico, al cine de la resistencia, tal como lo que pretende en su empeño con su videoclub, resistir. Videoclub, con obras inéditas, y filmografías completas de autores internacionales de talla mundial, seleccionando su catálogo con sabiduría y cinefilia exquisita. Bela Tarr, Antonioni, Ceylan, Bresson, Ming Liang autores que jamás encontraríamos en un convencional videoclub, además de los pocos que quedan, gobiernan los estantes de este cálido reducto.

Además todas las semanas, sábados normalmente, se hacen proyecciones de películas interesantes, tanto obras ya consagradas, como obras de directores nuevos, personales y que difícilmente tienen salida al mercado. Además de la labor divulgativa tan extraordinaria, ha creado el Festival de Cinemística, que lleva tres éxitosas ediciones. En dicho Festival celebrado en los pasados meses de noviembre y diciembre en la ciudad de Granada. Festival pequeño, personal y cercano, procura dar a conocer obras de directores de todo el mundo que entronquen con la visión mística del festival, relacionando las obras con autores que hayan influido en la misma o que se relacionen estilística o temáticamente con la obra presentada. Todo ello acompañado de la sabiduría de Manuel Polls y el acompañamiento diario de un especialista en el tema tratado, filósofos, poetas, psicólogos o sacerdotes. Una labor que combina un papel pasivo, en cuanto fuente inagotable de obras artísiticas, y activo, como fomentador de un cine condenado al ostracismo.

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El tercer espacio que se ha creado en Granada en los últimos años es la Cineteca, espacio de acción cultural. Proyecto creado, dirigido y organizado por Raúl Morales Osorio alrededor del año 2013 pero que se ha gestado durante mucho tiempo.»La Cineteca propone un amplio programa cultural: cursos, cinefórum, exposiciones, mesas redondas, y otras actividades. También creemos firmemente en los nuevos valores, apoyando y promocionando la obra de los jóvenes creadores mediante exposiciones, proyecciones especialesy la colaboración y participación en las diversas actividades cinematográficas y culturales ya instauradas. Paralelamente, trabajamos en un espacio de acción social en centros de día, colegios y otras instituciones, ya que creemos firmemente en el espíritu del cine como medio de cambio social».

En este año 2016 se han impartido dos cursos, uno dedicado al maestro irremplazable del cine japonés, y del cine mundial, Yasujiro Ozu creador de ese monumento que es «Cuentos de Tokio», en el que se ha procurado profundizar en una obra inabarcable pero de una coherencia sin igual en la historia del cine, difundir su obra más desconocida, ahondar en sus rasgos estilísiticos y ensalzar su figura no siempre bien conocida o estudiada. En dicho curso, se han podido ver «Primavera tardía» o «Buenos días» entre otras, un curso ineludible.

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El primer trimestre del año 2016 se ha completado con la elección de un curso arriesgado, innovador y original que se ha titulado «Cine Poema; ensayos fílmicos». Ante este ambivalente título ha pivotado un curso que ha procurado dibujar contornos, eludir definiciones, crear observando. Dedicado particular pero no únicamente a autores como Maya Deren, Jonas Mekas, Artavazd Pelechian o Pedro Costa. Se prepara para la vuelta de año, un curso dedicado a Chris Marker, autor documentalista francés.

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Y mientras tanto, se sigue resistiendo.

Al fin y al cabo, el cine debe ser una reacción ante la vida.